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4 min — há 9 anos — Atualizado em: 9/1/2017, 8:50:13 PM
1. En América latina, en las décadas de 1960 y 1970, guerrilleros dominados por un fanatismo marxista, frecuentemente influenciados por ideologías católico-liberacionistas, cometieron crímenes de lesa patria y de lesa humanidad para instalar a sangre y fuego dictaduras comunistas al peor estilo de las entonces existentes en la Unión Soviética, China y Cuba. Hoy, al menos una parte de esos ex guerrilleros y de sus seguidores, manifiesta resentimiento y espíritu de venganza por el hecho de que fracasaron en su intento de implantar en América latina ese “eje del mal” de dictaduras comunistas.
2. Quienes participaron en esa violencia guerrillera, y sus actuales nostálgicos, tratan de justificar ese espíritu vengativo alegando que durante el período en que agredieron con las armas a la sociedad, ocurrieron injustificables crímenes y abusos por parte de miembros de órganos de seguridad de países latinoamericanos. Se desvirtuó de esa manera el legítimo derecho del Estado y de sus instituciones de neutralizar a las guerrillas para defender al Estado, a la propia nación y a la población injustamente agredida.
3. Los ex guerrilleros, no obstante, hacen total silencio sobre el hecho de que ellos mismos, con su agresión a la sociedad, están en la causa de procesos de caos social y político por el que pasaron varios países, algunos de los cuales prácticamente sufriendo crueles guerras civiles, incluyendo deplorables abusos en la represión.
4. Esos mismos ex guerrilleros y sus actuales seguidores hacen silencio también, porque no les conviene, sobre otro motivo de resentimiento y venganza que los mueve: no consiguen digerir hasta hoy el hecho de que, en las décadas de 1960 y 1970, las mayorías latinoamericanas, incluyendo a los sectores más desposeídos, no se dejaron seducir por los cantos de sirena de las izquierdas violentas. Esa importante circunstancia histórica contribuyó decisivamente al aislamiento político de los guerrilleros e inclusive a su derrota militar. Por ejemplo, en documentos internos de los guerrilleros tupamaros uruguayos, que no se han desmentido, constan referencias despectivas contra las personas humildes que no se dejaron llevar por esos cantos de sirena revolucionarios, con bajas expresiones tales como “lumpen” y “cascarriaje”.
5. Un tercer motivo de resentimiento y espíritu vengativo es el hecho, también bastante silenciado o contornado por las izquierdas, en la medida de lo posible, es la vergonzosa caída del muro de Berlín y de la propia cortina de hierro, en 1989 y 1990, que dejó de manifiesto que el comunismo al cual los ex guerrilleros quisieron arrastrarnos solamente generó un panorama de injusticia, miseria y sangre.
6. En el Uruguay de hoy, es en ese contexto de premisas silenciadas que puede entenderse más cabalmente la reciente puesta en marcha del Grupo de Trabajo por Verdad y Justicia, bajo el impulso del “moderado” presidente Vázquez, que intenta por ese medio satisfacer las ansias de venganza de los sectores de extrema izquierda de su actual gobierno.
7. El alegado objetivo del referido Grupo de Trabajo es el de analizar lo ocurrido, en materia de derechos humanos, no solamente durante la dictadura cívico militar entre 1973 y 1985, sino en un período que ahora ampliaron para incluir también a un gobierno civil anterior a los militares, que fue democráticamente electo, y en el cual los tupamaros recibieron duros reveses militares y políticos.
8. El mencionado Grupo de Trabajo pretende restringir sus investigaciones a las violaciones de derechos humanos de organismos del Estado, omitiendo cualquier referencia a las violaciones de derechos humanos perpetradas por los guerrilleros marxistas comunistas uruguayos. Se trata de una parcialidad que contribuye a descalificar, anticipadamente, el trabajo de dicha comisión.
9. La vengativa izquierda uruguaya, con esa gigantesca omisión, intenta manipular la verdad y la justicia, tratando de hacer olvidar los crímenes de los tupamaros y promoviendo, en realidad, uma comisión de (in)verdad y de (in)justicia histórica.
10. En el mismo sentido de agresión a la verdad y a la imparcialidad histórica es de mencionar el objetivo anunciado por el nuevo secretario general de la OEA, el ex canciller uruguayo Luis Almagro, en el sentido de que la “OEA debe hacer un mea culpa por haber expulsado a Cuba”, en 1962. El Dr. Almagro confiesa de esa manera que está dispuesto a contribuir a que el régimen agresor comunista cubano, que después de casi seis décadas continúa oprimiendo al pueblo cubano, pase como por arte de prestidigitación psicológica, y contra todas las evidencias de la verdad histórica, al papel de víctima inocente.
11. Pocos perciben el peligro inherente a este revisionismo histórico impuesto no por la Historia y por el trabajo imparcial del historiador, sino por decretos voluntaristas de carácter y finalidad político-ideológica. Por tras de este revisionismo se esconde, en verdad, un proceso de condenación de los mecanismos de defensa que toda sociedad civilizada legítimamente debe tener ante a la agresión terrorista.
12. El objetivo de las izquierdas rencorosas es claro: se trata de inocentar, sea como sea, al comunismo y de condenar, sea como sea, al anticomunismo.
Apuntes de Destaque Internacional. Domingo 31 de mayo de 2015. Responsable: Javier González. E-mail: destaque2016@gmail.com (opiniones, pedidos de suscripción y remoción, sugerencias, etc.)
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